En esta casa se intentó combinar el respeto por la arquitectura original con las tendencias del diseño moderno. Externamente, la antigua casa italiana parece intacta. En el interior, también se conservan muchos elementos: vigas de madera macizas en el techo, paredes sin yeso, pisos de cerámica, una mesa de madera antigua, armarios para vinos. En este contexto, los nuevos elementos interiores parecen exagerados: el cromo y el acero inoxidable de los electrodomésticos de cocina modernos, sillas de plástico brillante, esculturas abstractas, carteles primitivos. Incluso profesando los principios del minimalismo, no fue posible lograr la armonía entre elementos tan extraños del interior. Lo único que encajaba orgánicamente en el diseño era la baranda de vidrio del segundo piso y las escaleras.